San Marino, considerada la peor selección del mundo según el ranking FIFA, vive una situación tan curiosa como improbable: para mantener vivas sus esperanzas de llegar al Mundial 2026, necesita ser goleada. Aunque suene absurdo, el particular formato de las Eliminatorias Europeas podría convertir una derrota en su salvación.
El formato que explica el milagro
El sistema de clasificación de la UEFA para el Mundial 2026 establece que los doce líderes de grupo (de la A a la L) obtienen cupos directos al torneo. Los segundos lugares, por su parte, disputan una repesca junto a cuatro selecciones procedentes de la Nations League, conformando una fase interna de playoffs.
Precisamente en este detalle reside la esperanza sanmarinense. Aunque ocupa el último lugar del grupo H —con cero puntos, 32 goles en contra y solo 1 a favor—, San Marino se ganó el derecho a soñar gracias a su desempeño en la Nations League, donde fue campeón de la zona D1. Este logro le permite quedar por encima de Bosnia y Herzegovina, que terminó última en la zona A3, dentro del ranking del torneo continental.

La curiosa combinación que necesita
La clasificación de San Marino depende de un enredo matemático y de resultados ajenos. En primer lugar, Rumania no debe terminar segunda en el grupo H. Por eso, la Serenísima necesita que los rumanos pierdan puntos… incluso si eso implica ser goleada por ellos en la última fecha FIFA de noviembre.
El panorama es tan insólito que el conjunto sanmarinense podría seguir con vida en el camino al Mundial gracias a una derrota abultada, siempre y cuando el resto de los resultados acompañen. Así, el equipo dirigido por Fabrizio Costantini mantiene una esperanza mínima pero vigente de llegar al repechaje.
Una quimera histórica
Aun si se diera el milagro, San Marino tendría que superar a selecciones mucho más fuertes, como Inglaterra, Noruega, Gales, República Checa, Rumania, Suecia, Macedonia, Irlanda del Norte y Moldavia, en la tabla general. Solo seis de ellas podrían ocupar los puestos de acceso al playoff.
Por improbable que parezca, esta historia refleja la magia del fútbol: hasta el equipo más débil del mundo puede soñar con una clasificación al Mundial, aunque para lograrlo necesite perder… y por goleada.
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