El Mundial ha sido siempre el escenario perfecto para los imposibles. Ningún otro torneo combina tanta presión, talento y dramatismo. Cuando un equipo está contra las cuerdas y parece condenado, surge algo intangible: la convicción de que el partido aún puede cambiar.
La historia de la Copa del Mundo está llena de selecciones que lograron resurgir en los momentos menos probables, protagonizando remontadas que quedaron grabadas en la memoria colectiva del fútbol. En cada edición, desde las primeras décadas hasta los torneos más recientes, hubo encuentros en los que la épica superó a la lógica y dejó huella en jugadores, entrenadores y aficionados.
Explorar las mayores remontadas del Mundial es recorrer partidos donde la tensión se volvió eléctrica, donde un gol no solo modificó el marcador sino también el estado emocional de ambos equipos. Estos episodios permiten entender por qué el fútbol es tan impredecible y por qué un duelo que parece sentenciado puede transformarse en un relato inolvidable.
Además, muchas de estas remontadas definieron el rumbo de las selecciones en el torneo e incluso influyeron en la historia de sus países. Este repaso, pensado para ayudar a los lectores a recordar, descubrir y analizar estas hazañas, recorre los casos más emblemáticos con enfoque contextual, táctico y emocional.
Las remontadas más memorables del Mundial
Las remontadas no son solamente un golpe de suerte. Suelen surgir de cambios estratégicos, actitudes valientes y jugadores capaces de sostener la esperanza en medio del caos. Por eso generan tanta fascinación. Cuando un equipo remonta, lo hace contra el rival, contra el reloj y contra la lógica. Aquí repasamos las mayores remontadas en la historia del Mundial, lo que las hizo tan especiales y por qué siguen siendo un símbolo de la esencia competitiva del fútbol.
Brasil vs. Suecia 1938 (del 0-2 al 4-2)
Brasil estaba obligado a ganar para seguir con vida y comenzó el partido en desventaja. Con dos goles suecos, el panorama parecía desalentador. Pero la velocidad y precisión del ataque brasileño transformaron el encuentro. Brasil no solo igualó, sino que dio vuelta el marcador con autoridad. Fue un partido que consolidó la imagen de una selección capaz de reinventarse bajo presión y que marcó el inicio de su identidad ofensiva.
La Final de 1954: Alemania Federal contra la poderosa Hungría
La selección de Hungría, liderada por el legendario Ferenc Puskás, era conocida como el "Equipo de Oro" o los "Magiares Mágicos". Llegaban a la final con una racha de 32 partidos invictos y una victoria previa de 8-3 sobre su rival en la fase de grupos: Alemania Federal. Las expectativas eran tan altas que muchos daban por sentado el título húngaro.
El partido final en Berna comenzó exactamente como se esperaba. Antes de que se cumplieran los primeros diez minutos, Hungría ya ganaba por 2-0. Puskás anotó el primero a los 6 minutos y Zoltán Czibor el segundo a los 8 minutos. El escenario estaba listo para la coronación húngara y para una humillación alemana.
Sin embargo, en un lapso de solo ocho minutos, Alemania Federal respondió. Max Morlock acortó distancias al minuto 10, y Helmut Rahn empató el marcador al minuto 18. El 2-2 al medio tiempo era un resultado que nadie podía predecir y la presión se trasladó al favorito, Hungría. El partido se mantuvo tenso hasta el minuto 84, cuando Helmut Rahn, el mismo que había anotado el empate, disparó un zurdazo imparable. Alemania Federal ganó 3-2.
Esta victoria, conocida como el "Milagro de Berna", fue mucho más que un triunfo deportivo; se convirtió en un símbolo de la recuperación y el renacimiento de una nación alemana de posguerra, marcando la primera gran remontada en una final mundialista.
La Guerra de Goles de 1966: Portugal contra Corea del Norte
El equipo de Corea del Norte había sido la sorpresa del torneo, eliminado a la poderosa Italia. En los cuartos de final, se enfrentaron a Portugal, liderado por la "Pantera Negra", Eusébio.
El 23 de julio de 1966, en el estadio Goodison Park, Corea del Norte realizó un arranque sencillamente demoledor. En menos de 25 minutos, los asiáticos ya habían anotado tres goles, estableciendo una sorprendente ventaja de 3-0. El público y los jugadores portugueses estaban estupefactos. Corea del Norte estaba a un paso de las semifinales.
Fue en ese momento que la estrella portuguesa, Eusébio, tomó el control. Entre el minuto 27 y el minuto 59, Eusébio anotó un póker (cuatro goles). Primero, un gol al minuto 27, luego otro al 43 para cerrar la primera mitad 3-2. Al minuto 56, igualó el marcador y al 59, puso a Portugal arriba 4-3 con un penal. José Augusto cerró la histórica remontada al minuto 80, sentenciando el partido con un marcador final de 5-3.
Alemania Federal vs. Inglaterra 1970 (del 0-2 al 3-2)
En cuartos de final, Inglaterra dominaba el partido con un 2-0 sólido y circulación fluida. Pero la reacción alemana llegó con intensidad creciente. Ajustes tácticos y precisión en el manejo del balón permitieron que Alemania empatara y, ya en la prórroga, completara la remontada. Este duelo se convirtió en un ejemplo perfecto de resiliencia y control emocional en un escenario límite.
Alemania vs. Francia 1982 (del 1-3 al 3-3 y triunfo alemán)
Este partido, recordado por su intensidad emocional, tuvo una de las remontadas más dramáticas. Francia se adelantó con dos goles en tiempo extra y parecía encaminada a la final. Sin embargo, Alemania reaccionó con una fuerza admirable, empató 3-3 y luego ganó en la tanda de penales. Más allá del resultado, el partido quedó marcado por su calidad futbolística y su impacto emocional.
Bélgica vs. Japón 2018 (del 0-2 al 3-2)
Japón sorprendió con dos goles en cinco minutos. Bélgica, uno de los favoritos del torneo, quedaba al borde de la eliminación. Lo que siguió fue una remontada perfecta: ritmo, amplitud, lectura táctica y un contragolpe letal en el minuto final. Este 3-2 se convirtió en una de las mejores demostraciones de carácter en la era moderna del Mundial y un ejemplo táctico muy analizado.
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