Con apenas medio millón de habitantes, Cabo Verde sorprendió al mundo del fútbol al lograr una hazaña sin precedentes: clasificarse por primera vez a una Copa Mundial.
Este pequeño archipiélago africano, ubicado en el océano Atlántico frente a las costas de Senegal, logró meterse entre los seis mejores equipos de la Copa Africana de Naciones y aseguró su lugar en el nuevo formato del Mundial 2026, que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá.
El equipo caboverdiano venció a Sudáfrica por penales en los cuartos de final de la última Copa Africana. Aunque luego cayó ante Nigeria, ese triunfo fue suficiente para garantizar su boleto mundialista. En 2026, África contará con nueve cupos directos y un lugar más por repechaje, lo que abrió la puerta para que selecciones emergentes como Cabo Verde puedan alcanzar la máxima cita futbolística.
Este logro es fruto de años de trabajo sostenido por parte de su federación. Varios de sus jugadores militan en ligas europeas, especialmente en Portugal, debido a los lazos históricos y culturales entre ambos países. La mayoría nació en el extranjero, pero optó por representar a la selección caboverdiana por motivos afectivos y de identidad.

Cabo Verde debutó oficialmente como selección en 1978, y recién en 2013 jugó su primera Copa Africana de Naciones. Desde entonces, el crecimiento ha sido sostenido, tanto en infraestructura como en rendimiento. Su estilo de juego se caracteriza por la velocidad, la presión alta y una gran cohesión táctica, lo que les permitió imponerse ante rivales con más historia.
La clasificación al Mundial no solo es un hito deportivo, sino también una oportunidad para que el país gane visibilidad internacional. Con paisajes paradisíacos y una cultura vibrante, Cabo Verde espera que este impulso deportivo también beneficie al turismo y a la economía local. La ilusión ya está en marcha.
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