El certamen mundial de fútbol más relevante del calendario global, la Copa Mundial de la FIFA 2026, se perfila hacia un momento clave: el sorteo de grupos que se llevará a cabo el 5 de diciembre de 2025 en la capital de los Estados Unidos. Esta edición, marcada por una expansión a 48 selecciones, requiere de un procedimiento especial para equilibrar el torneo.
En ese contexto, la Selección Argentina aparece en una posición privilegiada al integrar el bombo 1, junto a los países anfitriones y otras potencias del fútbol. Pero más allá del lugar que ocupa, surge un detalle estructural que incide directamente en sus posibilidades y esquema de desarrollo dentro del torneo.
Procedimiento y fecha del sorteo
El sorteo tendrá lugar en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, en Washington D.C., el viernes 5 de diciembre de 2025. En esa sede se definirá cómo se distribuyen las doce agrupaciones de cuatro equipos cada una, para la fase de grupos con 48 selecciones participantes. El formato contempla una primera fase en grupos y luego una ronda de eliminación directa que incluye dieciseisavos, octavos, cuartos, semifinales y final.
La organización detalla que los tres países anfitriones —Canadá, México y Estados Unidos— tienen asegurado un lugar de cabeza de serie. Ellos se suman al bombo 1 junto a las demás selecciones que ostentan un estatus privilegiado en el ranking de la FIFA al momento del sorteo. Este grupo de cabezas de serie garantiza una condición de partida ventajosa.

Según lo comunicado, los bombos quedaron configurados de la siguiente manera: en el bombo 1 se encuentran los anfitriones y las once selecciones restantes designadas como cabezas de serie. Entre ellas figura la Selección Argentina. Las otras urnas (bombo 2, bombo 3 y bombo 4) agruparán a las selecciones restantes según su orden en el ranking FIFA, incluidas las que surgirán de las rondas de repesca.
Al estar en el bombo 1, Argentina evita agruparse con otras cabezas de serie en la primera fase, lo que le permite un cuadro teóricamente más favorable en la fase de grupos. Esta condición libera de enfrentamientos directos con las otras potencias que también integran el primer bombo en la etapa inicial del torneo.
El detalle clave para la Selección Argentina
El elemento de mayor relevancia para la Selección Argentina es que, al formar parte del bombo 1, su ruta dentro del torneo queda condicionada por el diseño del cuadro. En particular, al ser cabeza de serie, queda ubicada en un bloque distinto al de las demás cabezas de serie, lo que le garantiza que no podrá enfrentar a otro integrante del bombo 1 hasta instancias avanzadas del torneo. Esta mecánica favorece la posibilidad de que Argentina progrese más lejos sin cruzarse con los máximos rivales tempranamente.
Este esquema no solo se aplica a Argentina, sino que es parte del diseño global del sorteo para asegurar competición equilibrada y evitar que varias potencias queden en el mismo sector desde el inicio. En la práctica, esto implica una ventaja estructural para la Selección Nacional en su camino hacia la competición global.
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